La maldad y su atractivo
¿La maldad puede ser tan atractiva?
Algunos seres humanos y posiblemente a todos nos ha atraído la representación de maldad en otras personas, el típico chico/chica mala, alguien que representa una aventura, novedad, seducción, sorpresa, reto, etcétera. Caracterizados por ser personas seguras de sí mismas, misteriosas y a la vez indiferentes y tranquilas ante cualquier situación de dramatismo juvenil o posiblemente ellos sean la representación del mismo drama en persona debido a la inestabilidad que hay en sus vidas. Eso es irresistible, tratar de no caer con ellos puede ser difícil, más cuando tienes un problema de querer arreglar las cosas aunque no estén rotas o aunque no te lo pidan. Un reto tanto intelectual y como emocional. La maldad es atractiva.
Aveces tratamos de salir de nuestra zona de confort, y decidimos hacer cosas que normalmente no haríamos, pero parte de explorar es hacer nuevas cosas.
Fue en esa pequeña anomalía cuando te conocí. Un chico alto, con sonrisa hermosa y ojos tristes. Inmediatamente me acerque a ti, una parte de mi se sentía como tú. No trataste de llamar mi atención y mucho menos de aparentar ser otra persona. Hablábamos por ratos de películas, de música, de cómo nos iba en nuestro día, pero cuando yo traté de saber un poco más de ti, propusiste vernos y platicar sobre ello hasta entonces. Como buena niña inexperta, tenia miedo. Miedo de ver a un completo desconocido, jamas en mi vida había hecho algo similar. Me arme de valor y me puse las cartas sobre la mesa acerca de lo que podía pasar y lo que no. Me gustabas mucho y en persona aún más, pero no esperaba algo de ti.
Al conocerte en persona fue extraño al principio, pero después fluyó. Eramos cómo dos jóvenes con mucha pena al ver y hablar con la persona que nos gustaba. Platicamos, comimos, escuchamos música y conocí una parte de ti que no me habías mostrado por mensajes. Ese lado de maldad que tenías se miraba representado mediante inestabilidad, dependencia emocional, inseguridad en algunos aspectos, indiferencia, celos, drogas, alcohol y mucha soledad.
Yo no soy quien para juzgar la inteligencia emocional de las personas, pero después de todo lo que he pasado y aprendido, me es mas fácil identificar el dolor. Es cierto, me seguiste gustando a pesar de todo. Y no sé quien esta más loco, si la persona con problemas emocionales que cae directo a la dependencia o la persona que sabe que hay un huracán de emociones enfrente de sus ojos y aun así decide meterse al desastre natural.
Ese día fue bastante raro y especial, las conexiones que llegamos a tener con las personas son las que mas nos dejan marcados. Nuestra conexión fue como una pieza de rompecabezas, encajaba perfectamente, o tal vez solo trate de adaptarme a una pieza rota.
Lo nuestro no tenía futuro y aun así me convenciste de que podría existir un mañana, pero no caí. Insegura de la situación tome mis precauciones algunas veces y otras sólo era yo. Tal vez el ser yo misma fue que arruino todo. ¿Quién era yo para ti mientras más me conocías? Una chica que no era la típica sad girl, alguien que tenía muchos colores por fuera y una maldad por dentro oculta, alguien distinto a tu tipo.
Suena loco pensarlo, pero haciendo una retrospectiva aun no corrijo por completo mi necesidad de querer ayudar a quien se está ahogando. Es por eso que decidí parar.
Aprendí algo del chico triste y malo. Aprendí que muchas veces podemos sentirnos solos y vacíos pero no es un estado permanente. Yo en verdad espero encontrar a alguien y con el tiempo tener sentimientos por él, no quiero volver a frenar lo que siento por nadie más. Tal vez no eras el chico correcto pero aprendi mucho de ti y espero que pronto, como yo, vuelvas a creer en el amor y a no tener miedo de lastimar a alguien más.
Aveces así tendrá que ser, conocer personas es parte de conocernos a nosotros mismos.
Todos tenemos un poco de maldad y bondad en nuestro interior, pero siempre hay que tener un equilibrio.
Aveces tratamos de salir de nuestra zona de confort, y decidimos hacer cosas que normalmente no haríamos, pero parte de explorar es hacer nuevas cosas.
Fue en esa pequeña anomalía cuando te conocí. Un chico alto, con sonrisa hermosa y ojos tristes. Inmediatamente me acerque a ti, una parte de mi se sentía como tú. No trataste de llamar mi atención y mucho menos de aparentar ser otra persona. Hablábamos por ratos de películas, de música, de cómo nos iba en nuestro día, pero cuando yo traté de saber un poco más de ti, propusiste vernos y platicar sobre ello hasta entonces. Como buena niña inexperta, tenia miedo. Miedo de ver a un completo desconocido, jamas en mi vida había hecho algo similar. Me arme de valor y me puse las cartas sobre la mesa acerca de lo que podía pasar y lo que no. Me gustabas mucho y en persona aún más, pero no esperaba algo de ti.
Al conocerte en persona fue extraño al principio, pero después fluyó. Eramos cómo dos jóvenes con mucha pena al ver y hablar con la persona que nos gustaba. Platicamos, comimos, escuchamos música y conocí una parte de ti que no me habías mostrado por mensajes. Ese lado de maldad que tenías se miraba representado mediante inestabilidad, dependencia emocional, inseguridad en algunos aspectos, indiferencia, celos, drogas, alcohol y mucha soledad.
Yo no soy quien para juzgar la inteligencia emocional de las personas, pero después de todo lo que he pasado y aprendido, me es mas fácil identificar el dolor. Es cierto, me seguiste gustando a pesar de todo. Y no sé quien esta más loco, si la persona con problemas emocionales que cae directo a la dependencia o la persona que sabe que hay un huracán de emociones enfrente de sus ojos y aun así decide meterse al desastre natural.
Ese día fue bastante raro y especial, las conexiones que llegamos a tener con las personas son las que mas nos dejan marcados. Nuestra conexión fue como una pieza de rompecabezas, encajaba perfectamente, o tal vez solo trate de adaptarme a una pieza rota.
Lo nuestro no tenía futuro y aun así me convenciste de que podría existir un mañana, pero no caí. Insegura de la situación tome mis precauciones algunas veces y otras sólo era yo. Tal vez el ser yo misma fue que arruino todo. ¿Quién era yo para ti mientras más me conocías? Una chica que no era la típica sad girl, alguien que tenía muchos colores por fuera y una maldad por dentro oculta, alguien distinto a tu tipo.
Suena loco pensarlo, pero haciendo una retrospectiva aun no corrijo por completo mi necesidad de querer ayudar a quien se está ahogando. Es por eso que decidí parar.
Aprendí algo del chico triste y malo. Aprendí que muchas veces podemos sentirnos solos y vacíos pero no es un estado permanente. Yo en verdad espero encontrar a alguien y con el tiempo tener sentimientos por él, no quiero volver a frenar lo que siento por nadie más. Tal vez no eras el chico correcto pero aprendi mucho de ti y espero que pronto, como yo, vuelvas a creer en el amor y a no tener miedo de lastimar a alguien más.
Aveces así tendrá que ser, conocer personas es parte de conocernos a nosotros mismos.
Todos tenemos un poco de maldad y bondad en nuestro interior, pero siempre hay que tener un equilibrio.
Comentarios
Publicar un comentario